miércoles, 19 de diciembre de 2018

Mi Sombra hacia el 2019


Acabo de ir a una librería Gandhi, supuestamente la librería que más vende de toda la República, de la Ciudad de México y me llevé la tremenda sorpresa de que no había un solo libro de Carl Jung. No sé si esto suceda porque el discípulo indiscipulado de Freud dice una verdad que no es fácil de ver.
Afortunadamente cuando uno se acerca a un autor, sus palabras toman camino dentro de uno y encontré esta cita:
Nuestra sombra es todo aquello en nuestro interior que hemos dejado huérfano, que hemos evadido y que permanece en la oscuridad. Damos la espalda al dolor en algún momento de nuestra vida, sobre todo durante la infancia, sin embargo todo aquello que no hemos procesado persiste relegado y escondido en nuestra sombra. Nuestra sombra es el lugar donde nuestra fuerza vital queda atrapada fuera de nuestro alcance... El trabajo con la sombra va en contra de lo establecido: caminamos hacia el dolor, no alejándonos de él. Accedemos a ese sitio de dolor en nuestro interior y poco a poco lo sacamos al exterior, lo reconocemos e intimamos con él, hasta que ese dolor distante y extraño deja de ser ese temido "él" y se vuelve un "nosotros" recuperado.
Nunca hubiera podido describir con mejor precisión el proceso que viví de agosto 2017 a la fecha, hace una o dos semanas. En medio de una terapia de grupo le confesé una noche de agosto del 2017 a mi terapeuta: "Algo se acerca, lo puedo ver con el rabillo del ojo, no sé qué es y me aterra."

La sombra llegó hacia mediados de noviembre y se instaló a mi lado. No me era posible verla, pero sabía que estaba ahí. No me gustaba. Era desagradable, en pocas palabras, era todo aquello que me había jurado jamás ser desde niña. Se me acercaba, pidiendo consuelo, se recargaba en mi hombro y me daban ganas de vomitar.

En diciembre ya tenía una presencia definida en mi vida. Todo estaba fuera de mis manos. No hubo celebraciones. Llegó la muerte de mi madre en enero, en medio de una yo que era toda confusión y angustia. Mi amigo Magdiel me contuvo un poco, pero no hay fecha que no se cumpla. Llegó la Muerte y no me encontró, llegó en uno de esos viajes que yo hacía para entender qué pasaba conmigo y qué era aquello que se asomaba por el rabillo de mi ojo.

Febrero fue un mes oscuro, de las oscuridades que yo no sabía que el alma podía tocar. No quería hacer nada. Una chispa apagada, una fuerza extinguida. Era tal el despair (pues no creo que en español haya palabra parecida) que pasaba las tardes sentada enfrente de una vela encendida, porque no sabía cómo regresar a la luz.

En agosto se abrió el túnel. Era un camino directo al suicidio. Lo vi llegar mientras manejaba. Se abrió ante mí. Era tan fácil y luminoso. Era entender con tranquilidad cómo es que todas esas personas (Robin Williams, por Dios!) tomaban el camino del suicidio. Manejé a casa y llamé a mi padre, le pedí que no dejase de hablar, pasara lo que pasara. Me así a la vida como pude.

No era el final de la sombra, ni mucho menos. Tomé medicinas, tomé terapias, hice acupuntura, me moví hacia donde fuera. La segunda vez que se abrió el túnel (este año porque ya se había abierto antes) lo pude ver. Ver su forma y aguantar su paso. Saber que iba a regresar, que no había manera que desapareciera. Era el centro de la sombra y no había manera de resistirlo.

Claro que regresó, quizá por menos tiempo. Claro que seguí haciendo mil cosas para que desapareciera. Las tardes en que me quedaba sola me aterraban. No había manera de estar a salvo. Incluso al lado de mi mejor amigo, la Sombra llegaría al centro de mi corazón. ¿Cómo explicar la angustia que sentía? ¿Cómo decirle que en una bella y tranquila tarde de otoño bajo el brillante sol y la calma yo estaba segura que el mundo llegaba a su fin? ¿Y que ya no me importaba absolutamente nada de lo que ocurriera? ¿Que morir quizá significara de verdad descansar? ¿Que la Sombra estaba acomodándose en medio de mi pecho para quedarse?

Luego en diciembre 2018 llegó un sueño terrorífico del cual desperté angustiada. Había visto a la Sombra. La Sombra tenía la forma del terror de mi infancia. La Sombra era roja y quería ser escuchada. Quería ser vista. Era molesta, poco educada, apestaba, todo lo hacía mal, reprobaba en la escuela, quería atención, quería gritar, decir groserías, eructar, quería sexo y dinero y aprobación. Me gritaba al oído en la forma que yo por fin le había podido dar. Mi madre me veía de frente. Yo cerraba los ojos y la Sombra se encimaba sobre mí. Quería mi muerte y mi desaparición, me amenazaba.

Pero la pude ver. Ese reflejo que la vida me había puesto desde niña y al que yo había evitado todo lo posible. Había corrido a miles de kilómetros, a miles de otras relaciones para evitarla, pero al fin me había alcanzado. Y era mucho peor de lo que podía yo imaginar. Pero también me explicaba por qué yo me empeñaba en seguir subida a una repisa sin querer saltar hacia la vida.

Ahí está hoy, mi Sombra, la Sombra, terrible monstruo de pesadilla en forma de ese hombre que conozco tan bien y por el que tanto he llorado. Es abominable, despreciable, está loco y angustiado y sólo sabe gritar para ser escuchado. Todo lo arruina en cuanto lo toca. No puede tener una sola relación estable. No puede tener dinero pues de inmediato lo pierde. No sabe lo que es ser amado.

Ahí está mi Sombra, sentada a la mitad de la sala de mi ser, justo en medio de mi pecho. Si la miro un poco de cerca hasta resulta ridícula. Hace unos días le puse una correa y la invité a subirse al coche conmigo. Le puse su cinturón y miró hacia el frente. Al menos está tranquila porque sabe que la he visto.

Ya no la escondo. Duerme a mis pies y a veces quiere más que eso y yo la tengo que ver. No puedo acercarme demasiado, porque es probable que me coma. Pero haberle puesto nombre y color rojo y entenderla en su presencia es un consuelo para mí.

Si se vuelve a abrir el túnel quizá logre presenciar todo el fenómeno sin intentar huir. Ese túnel es la boca de mi Sombra que se abre inmensa para devorar el mundo. Yo solo tengo que mirar. Y si puedo, algún día, no este año ni creo que el siguiente ni el otro, le acariciaré las mejillas, solo para saber si tiene calor su piel.

Mientras tanto que duerma a mi lado, que respire a mi lado... Yo sólo tengo que observarla sin huir.



martes, 18 de diciembre de 2018

Sueño del 17 al 18 de diciembre

Soñaba que era una niña cuyos padres peleaban entre sí y no se detenían. Grité con toda mi fuerza para ser escuchada. Me desperté gritando.
Luego soñaba con Y., que le diagnosticaban cáncer y solamente podía comer alimentos tipo plástico en papilla. Me daba tristeza. Estábamos en unas escaleras de mármol y la luz entraba por un ventanal. Luego me iba con unos viejitos gringos (un hombre y dos mujeres) que iban a unas abluciones y se desnudaban en un baño pequeño con muchos lavabos y mosaicos amarillos.
Szenzi, Susana y los viejos

martes, 11 de diciembre de 2018

Jung y los sueños


  • Los sueños pavimentan el camino de la vida.
  • "According to Freud the dream, like every complex psychic product, is a creation" (p. 2, Dreams)
  • Manifest content versus latent content (dream-thought)
  • "The events which do not awaken any strong emotions have little influence on our thoughts or actions, whereas those which provoke strong emotional reactions are of great importance for our subsequent psychological development." (p.4)
  • “feeling-toned complex of ideas” Every emotion produces a more or less extensive complex of associations (p.4-5)
  • "the real nature of the feeling-toned complex; it is always a question of a wish and resistance to it." (p.5) 
  • "Freud says that every dream represents the fulfilment of a repressed wish." ... and this wish is very painful
  • "The dream disguises the repressed complex to prevent it from being recognized."

lunes, 10 de diciembre de 2018

Sueño del 8 al 9 de diciembre y del 9 al 10

Regresaba a la casa de V. Ahora no estaba L. Sólo ella pero me gustaba cómo tenía todo ordenado. Ella solo se vestía de blanco, aunque podía poner color a su ropa blanca. Veía todo su clóset. Ya nos íbamos pero le preguntaba si podía ver su obra. Ya tenía una manera nueva de pintar.
Se trataba de unos papeles enormes que ya traían unas líneas hechas y ella les pintaba encima. Su primer dibujo era una alicia, guera, ojos grandes, vestida de azul, aunque yo sabía que se trataba de nuevo de M. y sentía envidia.
Después los otros dibujos eran diferentes. Me gustaban mucho, ella reinterpretaba lo que estaba ahí. Cuando platicábamos de mí, me daba cuenta que lo que yo quería hacer no era estudiar un doctorado, sino ayudar a las personas a entender lo que estaban viviendo.
Me desperté contenta, sabiendo que todos en ese sueño eran yo.


NOCHE SIGUIENTE


Un hotel de muchos pisos. En los cuartos superiores estaba una gran fiesta, muy divertida, conocía a todos y me la pasaba muy bien. Más bien era como vivir una fiesta de la juventud como nunca me lo había permitido.

Luego bajaba por el elevador. Estaba M. Decidía verla, enfrentarla. Estaba toda su comida, todos comían agachados por miedo a ser reconocidos. Era extraño. Por fin me atrevía a felicitarla, decirle que había escuchado lo que había hecho. Me sorprendía su modestia. No quería hablar de ello sino de mí. Vi a sus sobrinos y a su mamá y a su hermana. Sentí algo de nostalgia y me sentía torpe porque no sabía cómo saludar a todos en esa situación.
Me escapaba, estaba siguiendo a alguien por los pisos de abajo. Aunque no era yo, lo que pasaba es que veía a mi M. siguiendo a alguien y se iba a subir en el elevador. La detenía antes de hacerlo. Me sorprendía porque la veía entera, de pie, caminando. No se veía bien sin embargo. Tenía la piel color naranja, descompuesto. Le preguntaba cómo estaba y me decía que bien. Tenía una sonrisa triste. Ella me decía que no me preocupara, que estaría bien. Yo le decía antes de que se fuera que así era, que todo estaba bien y que se rindiera ante la luz, como si tuviera que decirle cosas antes de que siguiera esa carrera por entre los cuartos vacíos de ese hotel enorme, le tenía que decir que soltara todo.

lunes, 3 de diciembre de 2018

Notas sobre Robert Wilson y los sonetos de William Shakespeare


Robert Wilson


The Shakespeare Sonnets


En la colaboración de Robert Wilson con el Berliner Ensamble, surge la escenificación de los sonetos de Shakespeare.

Está en juego el travestismo isabelino, esta vez revertido para asegurar en el espectador que nada de lo que ve es realmente lo que ve.

Más allá del travestismo, los rasgos faciales de los actores y actrices se encuentran totalmente borrados por maquillajes blancos que cubren todo rastro de piel en todos. De este modo el espectador es forzado a encontrar la sexualidad en otro lado. 

Tampoco serán los movimientos del personaje los que puedan dictarle el sexo. Algunos vestuarios incluyen elementos que quisiéramos significaran género, pero se niegan a darlo.

El maquillaje, en extremo teatral,

La reina no baila, sin embargo mueve los pies. Es un hombre quien la actúa, Jürgen Holtz.

El montaje que muestra una escenografía raquítica, exacta, perfeccionista, de filos exactos, por otro lado, el montaje es extremadamente sensual. Los personajes comen y escupen, acarician, cantan y los sonidos se detienen en sus cuerdas vocales haciendo acrobacias.


Production Matters: Staging Shakespeare's Sonnets

Celebrating Shakespeare's sonnets 400th anniversary, Robert Wilson staged with the Berliner Ensemble 25 of the sonnets in 2009. Each sonnet is played to the music of Rufus Wainwright and the musical styles vary from heavy metal to folk medieval music.


"For Wilson, however, cross-border perception, for creator and spectator alike, can only be positive since it calls upon unexercised dimensions of the imagination." (Shevtsova, p.3)

"Whether Wilson’s works actually have semantic content and meaning or are purely ‘aesthetic’ constructions has remained a problematical issue ever since." (Shevtsova, p.5)

"liberated spectators to discover the ‘discoveries’ of the artists by themselves" (Richard Foreman, Village Voice, 1 January 1970 cited by Shevtsova, p. 8)

"there was the ‘hidden’ link to Freud" (Shevtsova, p. 8)

Bob Wilson became the man of the future as dreamt by the Surrealists, as Aragon described Deaf Man's Glance in a letter to Andre Breton.

He continuously recycles material.  

'His muse during these several years was the young deaf–mute Raymond Andrews whom he had adopted and whose capacity to order the world in pictures had confirmed his belief that language was not indispensable for knowledge and communication.' (Shevtsova, p. 10)

"Wilson was to build a more devoted audience still in Germany where his work continues to be commissioned and received." (Shevtsova, p. 14)

"Newnam’s glowing rods and expanses of colour for which Wilson has found the equivalent, with light, for the stage." (Shevtsova, p. 16)

"It was the spectator’s job, she asserted, ‘to make sense of what he sees and to decide if it’s chaos or order, formed or formless, or if that matters’" (quoted in Shank, 2002: 134).

'within the multiple transparent superimpositions of images, the body is not privileged but treated as one material, one cipher, among others.' (Birringer 1991: 224)

' during rehearsals Wilson often used abstract, painterly language such as, “this scene needs more air.”' (Halperin-Royer, p. 322)

'His audio-landscapes―strongly reminiscent of cinematic practices―with the parallelism of images and speech patterns turn on the destruction of hierarchy.' (Schmidt, p. 76)


'It is only through associative processes that an interpretation of the stage presentations can be attempted.' (Schmidt, p. 76)


Sólo la belleza


Mujeres que corren con lobos

Fui la afortunada invitada a la primera sesión abierta de la Carpa Roja de Morelia, un espacio maravilloso donde las mujeres nos curamos, escuchamos y sanamos.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Sueño del 20 al 21 de noviembre

Soñé que iba al dentista y me decía que podia perder un diente. En casa al masticar perdía dos dientes. Eran unas enormes mazorcas de maíz, cada grano era transparente, dentro tenía como píldora unos granulos de diferentes colores. Eran medicina. Yo veía de dónde estaba sostenido mi diente y me sorprendía... Era una parte de la pieza dental que lucia como pergamino.
El fondo de mi boca no era la lengua. Eran cientos de libros abiertos, miles de páginas...

domingo, 18 de noviembre de 2018

Sueño del 17 al 18 de noviembre

Soñé que Morelia estaba inundada y yo tenía una hija desobediente. Ella hacía lo que quería. La seguía al río y quería bajar. Todo mundo en las orillas del río de Morelia estaba sacando sus cosas mojadas a secar. El río era enorme, transparente, tenía en medio algas que flotaban, era muy bello. Bajamos por una resbaladilla de cemento al río. Bueno, yo no quise bajar por ahí porque eso era para niños. Mi hija me había puesto unas botas amarillas nuevas, hermosas, resistentes. Ella se iba corriendo.
Yo veía muchos caballos, blancos y cafés, debajo de las aguas del río. Eran felices ahí, corrían y convivían. Caballos en Morelia, pensaba yo. Luego uno me perseguía, juguetón y yo me mojaba porque había partes donde llovía y porque terminaba metiéndome al agua. Me preocupaban mis botas, pero al final lo disfrutaba.
Seguí mi camino buscando a mi hija. Los caminos estaban inundados, trataba de saltar los charcos, llegaba a un como parque, había muchos mosquitos. Estaba C., mamá de M. y me saludaba. El papá de K. mandaba un chiste muy bueno al Whatsapp.
Yo llegaba a casa. En esos días vivíamos en una casa que mi amiga L. nos había prestado. Tenía una terraza hermosa llena de flores rosas. Como mis hijos no estaban, yo salía a la terraza. Veía  las flores, marchitas, y pensaba que el día que había llegado las flores estaban esplendorosas y agradecí mucho haberlas podido ver así. Ahora las fuertes lluvias habían acabado con sus pétalos.
Pasee por la terraza disfrutando. Había un curioso aparato en la esquina, unos fierritos que embonan entre sí, parecidos a las ramitas que Newt Scamander tiene siempre. Yo movía los fierritos y empezaba la bomba de agua. El problema era que ya no sabía cómo pararla. Salía la vecina y yo me angustiaba. Nos saludábamos, ella seguía su camino. Yo me decía a mí misma que la bomba se detendría sola. Mi amiga me había explicado cómo prenderla y apagarla y, para variar, yo no le había prestado atención. La bomba se detuvo finalmente.
Desperté.

sábado, 17 de noviembre de 2018

Sueños del 16 al 17 de noviembre 2018 (Después de ver Los crímenes de Grindelwald)

Dos sueños profundos. En uno conocía a la familia de un hombre rubio y muy alto. Su hermana era morena de cabello negro y muy rizado. Ella me decía que esperaba que él quisiera ser mi esposo. Los ojos de él eran muy azules. La familia estaba por empezar a comer, una gran mesa con muchos platillos diversos sobre ella. Yo me quería despedir de cada miembro de la familia porque ya me iba pero la hermana me decía que no hacía falta.
Segundo sueño. Regresaba de una beca en la que fui a dar clases a Canadá. Había traído todo de regreso. Tenía que rendir cuentas ante una funcionaria de la UNAM, que en realidad estaba en las oficinas del MAS. Eran dos cajas enormes de trabajos realizados con mis alumnos. Uno era de textiles, hermosísisismos. También había máscaras. Yo estaba preocupada porque no sabía qué clases había dado allá. Lo había olvidado todo. Pero recordaba que eran de Historia del Teatro. Dos chicas francesas me ayudaban con las cajas. Había también basura en ellas. Yo quería quedarme con los textiles porque no entendía para qué los querían para el informe. Imaginaba que podía hacer unos manteles o cortinas o cobijas bellísimos con ellos. Me dejaban esperando y al final las cajas se vaciaban.



martes, 13 de noviembre de 2018

Sueño del 24 al 25 de agosto de 1996

Estaba cambiándome de casa en San Miguel. A. no estaba. El tipo de abajo era todo peludo y estaba también mudándose (Sylvia Fraser's breadman). Me empezaba a molestar pero yo le decía que no lo hiciera y casi le pegaba. Luego se empezó a meter con mis cosas. Abrió una carta que venía en un sobre de banco pero que no era como al principio creí de L. y su tarjeta sino de mi papá.
En la casa llegaba A. Había dos tinas y nos metíamos a bañar.
Corte a casa de alguien de la familia de M., celebrando Navidad, con sus primos los más chicos y J. Terminaba y regresábamos a casa quejándonos de eso y decían M. y C. que siempre era muy "primo". Al día siguiente ellas se iban en avión a algún lado, teníamos que abrir los regalos de Navidad pronto. de la fiesta sobró leche y jugo y no encontraba su refri hasta que me daba cuenta de que era uno gigantesco; metía las cosas. P. era como un niño. Luego me sentaba con M. en su jardín y le preguntaba sobre la India. no me respondía mucho, me decía que se habían ido de un lado a otro y ella solo comió queso oaxaqueño. Detrás del cristal estaba Y. que había venido porque no quedaba otro remedio. Yo decía pues que se vaya a dormir.
En el jardín se juntaron cientos de patos rojos que después de una danza ritual que miramos asombradas, se formaron como pájaros, se quedaron suspendidos en el aire y salieron volando, sguidos por otros que no podían volar (que no eran pájaros sino perros). M. sugería que les pusiéramos una hamaca para que creyeran que había un humano y así avisaran si los otros perros feroces los atacaban.
Corte a escenario de teatro. Examen final de M. Me quitaba los lentes en uno como camerino y se hacía cada vez más tarde y no acababan. Continuamente se oía la voz de LT o C diciendo que era muy tarde. Al fin decidieron que una voz narraría la historia y los actores la trazarían. Platiqué con Mi. un rato y me cargó muy alto, casi nos paramos en el escenario pero su maestro J. nos hizo señas de regresar.
En eso llegó P. y me dijo que había sido él el que fue a la fiesta y consiguió mi dirección. Cuando le dije que no se metiera con mis amigos solo dijo: Ah, ahí está M. Entre los dos no me dejaban espacio para respirar, les dije que eso era un teatro, que platicaríamos después. Se salieron. Traté de hacer que Mi. aceptara cómo me acorralaban. M. ya salía con su maquillaje y yo me fui a poner los lentes al baño y tardarme horas.

El buen cine mexicano: Museo

No he podido dejar de pensar en la película Museo que vi hace algunos días.  Existe la parte personal, por supuesto, de un robo que seguí por las noticias cuando apenas tenía 13 años. Yo quería ser arqueóloga y estudiar a los mayas, por lo que esa noticia que se dió en la mañana de Navidad me devastó. 
Ahora que mi hija tiene 13 años y han pasado tantos desde que el evento sucedió en el Museo de Antropología de la Ciudad de México (1985), la invité al cine a ver la película de Alonso Ruizpalacios. Había visto los cortos y me llamaba la atención que participara Gael García Bernal, así como la recreación que podrían haber hecho de la vida en la capital del país en la década de los ochenta.
Cualquier idea que tuviera antes de que empezara la proyección se quedó corta. De entrada la completa sonorización de la obra es una propuesta bella y conmovedora. Está basada en la música de Silvestre Revueltas, sobre todo en La noche de los mayas, una obra apenas considerada por las generaciones más jóvenes y menos enteradas de los talentos de la familia Revueltas. Las tomas de la arquitectura museística conjugadas con la orquestación de la obra de Revueltas hacen entender la gloria que representaba para la sociedad mexicana su riqueza arqueológica en el siglo pasado. Un museo que no tuviera igual, una fuente inconmensurable en su centro, la estatua del Tlaloc vigilando la entrada... Los jóvenes adolescentes en sus uniformes... 
No se trataba de entender el robo como el cine generalmente propone que se entienda. Este era un robo perfecto para ser filmado porque sus motivos hasta la fecha siguen ocultos. Los protagonistas han muerto y lo absurdo de su hurto (por su dimensión y por dejar las fechas guardadas en un clóset de una casa de Satélite durante cuatro años) le dejaba a los guionistas (Alcalá y Ruizpalacios) espacio suficiente para tratar los temas que eran su real preocupación.
Celebro por ello que lo mexicano se aborde sin necesidad de explicación. A diferencia de película como Sexo, pudor y lágrimas (1999) donde se retrata una Ciudad de México perfecta para los turistas, donde alguien puede chocar contra un camión y naranjas y ver como estas se desparraman por el piso en un tapete colorido y alegre, las metáforas de Museo están dirigidas a quien quiera y pueda entenderlas. En un nivel universal, los jóvenes y aburridos protagonistas dan vueltas y vueltas a las glorietas de Satélite en su coche solo porque no tienen algo más que hacer. 
En otro nivel, quizá sólo accesible a los mexicanos, esas vueltas, esas casas, esos coches encarnan la soledad de la vida en Satélite (satelital al fin y al cabo) de las tardes de domingo donde no había nada más que hacer y hasta se extrañaba la multitud y energía que un lugar como el Centro o Coyoacán en el viejo Distrito Federal podían emanar permanentemente. 
Los protagonistas se detienen justamente frente a un árbol que sonríe de forma absurda a su aburrimiento, a su falta de sentido vital.
El robo desconcertó a la policía mexicana. Parecía hecho por profesionales y fueron dos jóvenes estudiantes de veterinaria quienes se las ingeniaron para disolver el silicón que sostenía las vitrinas. Esto me lleva a pensar en que quizá para la imaginación policial mexicana tal suceso jamás ocurriría. A diferencia de lo que vemos en los cientos de escenas de detectives y policías gringos que nos retacamos a miles cada noche frente al televisor o en el cine, los policías mexicanos vieron el silicón disuelto con acetona y supusieron que solamente un profesional extranjero podría haber ideado un robo tan perfecto.
Ahí entendí la claridad con la que Ruizpalacios (director) había ideado su tema. Un robo que sucede entre mexicanos. Solamente un mexicano puede robar a otro mexicano de este modo. Que es completamente anti profesional. Y tan es así que los ladrones no pudieron deshacerse de las piezas.
Por si fuera poco, se trata de un robo de nuestro pasado. Pero es que a los mexicanos el pasado nos asalta a cada vuelta de la esquina. En el rancho de mi abuela, se araba la tierra y saltaban las piezas arqueológicas. Se rumora que la bodega del Museo de Antropología guarda cientos de piezas que no tienen lugar para guardarse. ¿Qué hacemos los mexicanos con esta carga que no podemos digerir? ¿Que no entendemos porque tiene la majestuosidad de un sitio arqueológico como Palenque?
Agradezco al director sus tomas de las pirámides, su recorrido-recuerdo de cómo era posible en aquella época entrar a la tumba de Pakal y sentir la humedad en las manos, de por qué es necesario que el protagonista realice una ofrenda invisible, así como los habitantes de Palenque siguen haciendo hasta la fecha.
DH Lawrence decía que los seres humanos teníamos una "conciencia sanguínea" que pasaba de padres a hijos y a través del sexo, pero que se remontaba a los sitios donde podíamos encontrar restos de civilizaciones antiguas. La desintegración de los personajes, como si se tratase de una tragedia griega, se va haciendo evidente conforme la filmación se mueve hacia Palenque y después hacia Acapulco. Más allá que el recorrido real de los ladrones hubiese seguido ese camino, el transcurrir de la historia en un nivel cosmológico y lo más importante, mexicano, tiene un descenso natural hacia los infiernos.
Nos encontramos ante un Acapulco decadente, como ya lo anunciaba el nadador del cuadro de la Quebrada que el protagonista observa en el consultorio de su padre antes de iniciar su aventura. Después de haber perdido toda esperanza de que tenga sentido el robo, su amigo le anuncia que los nadadores de La Quebrada discuten para saber quién es el último que se avienta porque es quien recibe más propina. Sin embargo, ninguno de los dos ladrones recibió nada.
Esa futilidad me parece esencial en todo el film. Los protagonistas sufren de una angustia propia de la juventud de los suburbios. Estos suburbios mexicanos, son presididos por unas enormes torres de colores que sirven de mingitorio a los dos ladrones. Es la gran hazaña, la única que son capaces de lograr una vez cometido el hurto. Se comieron la manzana prohibida (robar el Museo), pero no adquirieron las riquezas o poderes de Jason al robar el vellocino de oro. Su mayor triunfo es mearse ante unas columnas de cemento.
La caída entonces del protagonista viene guiada por un Satanás británico que tiene mucho que justificar sobre por qué los museos europeos conservan la Antigüedad mejor que los museos locales. La visita al Diablo no es negociable pero cambia el rumbo de la vida humana. Se pierde al padre y se pierde la amistad. 
Gran acierto del editor (o de los guionistas) colocar la escena donde se planea el robo justamente cuando los ladrones separan sus rumbos. Es justamente en esa carretera que lleva a "Las puertas del paraíso", una carretera mexicana ochentera sin señalamientos y oscura, donde los personajes apagan incluso las luces del coche. No se trata solo de un juego adolescente para sentir la adrenalina de manejar sin luces. En realidad los personajes han llegado a la completa oscuridad. 
Las piezas entonces han pasado al olvido. Ya no tienen importancia alguna. Su poder ha sido mermado. Incluso vimos antes como unos militares las confunden con "artesanías" en una maravillosa escena de tensión que nos hace sonreír con complicidad con los ladrones.
Separados los caminos, cada ladrón enfrenta su infierno. Para el protagonista, lo hace a través de una mujer. Esto corresponde a la historia real. Efectivamente la princesa Yamal estuvo involucrada, con su pareja, un narcotraficante que finalmente delató a los ladrones, en la posible compra de las piezas.
Afortunadamente, el director nos advirtió nada más comenzar la cinta que se trataba de una "réplica" y como buena réplica, contaba su propia historia. A estas alturas a Ruizpalacios le interesaba más seguir el rastro de la sangre, de acuerdo a Lawrence. El protagonista se emborracha, se involucra en una pelea (filmada como película de los ochenta, irreal pero terrible) y termina acompañado de una Lilith que desaparece quizá bebida por el inmenso mar acapulqueño. 
No importa esto, sino que las piezas las toman unos niños para jugar con la arena. El tesoro sirve para hacer castillos de arena. Solo se redimensiona la Historia (con mayúscula) cuando sirve para construir lo nuevo o lo frágil o lo inmediato. Es como el comienzo de la película. Una genialidad ver a los estudiantes de secundaria que estudian la flauta dulce, como todos lo hicimos alguna vez en nuestro país, sin entender muy bien por qué nos hacen tomar esta clase.
Me parece que la película intenta entender un México que se perdió en esa década, que perdió rumbo y no entiende a la fecha donde se encuentra ni hacia dónde va. La distancia generacional entre padres e hijos es infranqueable. 
Tenemos estos paisajes increíbles, estos mares insondables, la posibilidad de vivir en cualquier sitio rico como un paraíso y sin embargo, decidimos volver a Satélite, siempre. Volvemos a pedir perdón a mamá y a papá (los verdaderos y los arquetípicos) para vivir de nuevo la telenovela. Regresamos lo robado sin que exista mayor consecuencia pero reconciliados con ser buenos hijos y buenos amigos. Preferimos ver vitrinas vacías donde existían joyas porque cuando vemos el oro, la plata y el jade no sabemos qué hacer con esa riqueza. Y es que para nosotros, la palabra riqueza solo es arena que se escurre entre nuestros dedos y nos quedamos azorados viéndonos a los ojos y petrificados, sin haber entendido qué diablos significaba vivir.

Museo (2018)


lunes, 29 de octubre de 2018

La izquierda llega a la Presidencia de México


Un recorrido histórico por las últimas transiciones del gobierno mexicano

Nuestro país está en las puertas de que un nuevo gobierno realice una transición que muchos pensaron no ver. “Nunca pensé ver a un gobierno de izquierda en el poder,” me comenta un taxista. El país está dando un giro que muchos han esperado con ansias.
Se trata de una época muy contrastante para América Latina. Mientras que en Brasil la ultraderecha ha ganado de manera contundente las elecciones, México se prepara desde agosto para hacer una transición hacia un gobierno de izquierda. Es una gestación lenta la que gira el péndulo de la Historia hacia Morena.
Crecí en los tiempos en que en la primaria te enseñaban que el Porfiriato había sido una época terrible para México definida por la “dictadura de Porfirio Díaz”. El 20 de noviembre de 1910 significaba entonces la verdadera llegada a la libertad y la democracia en nuestro país. Las monografías de la papelería y los libros de la SEP te enseñaban a Madero como un mártir. Ganador irrefutable de la Revolución que había mandado a Díaz al exilio y a quién Huerta había martirizado (y eternizado) al fusilarlo con Pino Suárez detrás de Palacio Nacional.
Villa y Zapata eran figuras de la Revolución, pero los libros de texto no incluían nada acerca de la confusión que se vivió después del derrocamiento de Huerta. Carranza aparecía como el último héroe inmortalizado en algunos billetes y por haber consolidado la Constitución de 1917. Y ahí se acababa la clase de Historia en la primaria y la secundaria. Nunca se hablaba de cómo Calles consolidó el Maximato ni como es que estábamos viviendo esa “dictadura perfecta” del PRI durante décadas. Era algo que no se cuestionaba, aunque en las sobremesas sí se discutía de política sobre todo si alguna crisis económica caía sobre las espaldas de los mexicanos. Y esto se volvía cada vez más frecuente.

Los sexenios que marcaron el cambio

El cambio comenzó a gestarse en la década de los ochenta. Las elecciones de 1988 en México fueron sorprendentes. Un grupo disidente del Partido Revolucionario Institucional se escindió del partido que llevaba años en el poder y lo desafió. Se habló en aquel entonces que habíamos vivido un fraude electoral. Esto cimbró al país. Se sabía que el único partido ganador había sido el PRI por décadas. La diferencia fue que le hizo falta un fraude para llegar a la Presidencia de la República.
Recuerdo escuchar a mi tía gritarnos para que corriéramos al cuarto de la televisión. Yo tenía 15 años y todavía no teníamos Internet ni celulares. Mis primos y yo nos sentamos frente al aparato. “Este es un momento histórico,” decretó. Y así lo fue. Carlos Salinas de Gortari asumía la Presidencia con más de media Cámara de Diputados vacía. El balance estaba dándose de alguna manera, quizá de la única forma que nuestro país podía hacerlo sin enfrascarse en una guerra civil, temida por la clase media. El sistema comenzaba a erosionarse.
Luego los mexicanos vimos nacer al Instituto Federal Electoral y se nos aseguró que esa institución velaría por nuestro voto. Algunos analistas reconocen que el PRI tuvo la lucidez de abrir camino para no perder todo su poder. El IFE no tuvo efectos inmediatos. En 1994 volvió a ganar el PRI. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) había sido escuchado el 1º de enero en todo el mundo, pero al parecer no en México. Esto hizo que muchos se encogieran de hombros y suspiraran, creyendo que jamás verían el cambio.
Para las elecciones del 2000, yo ya tenía credencial para votar. Era un credencial nueva. No había votado en las elecciones anteriores porque crecí pensando que nada cambiaría. Pero el cambio del milenio trajo consecuencias en la mentalidad de muchos. Recuerdo que mi papá me habló por teléfono para decirme, “Hay que lograr un cambio. Si no es ahora, no será nunca.” Entonces sí salí a votar, porque además estaba feliz de haber llegado, no a un nuevo siglo, ¡sino a un nuevo milenio que me permitiría elegir a mis gobernantes!
Los resultados fueron menos optimistas que mis pensamientos. Vicente Fox, abanderado del PAN, ganó las elecciones y la transición al partido de derecha mexicano se dio de forma pacífica. Setenta años de gobierno priísta llegaban a su fin. Sin embargo, Fox no dio el ancho. Había resultado novedoso y hasta simpático en su campaña, pero otra cosa era tomar las riendas de un país complejo y diverso como México.
Para el 2006 ya no se sentía la magia en el aire que el cambio de milenio había pronosticado. Para muchos, esas elecciones serían la verdadera prueba de fuego. ¿Regresaría el país al PRI? ¿Optaría por seguir con el PAN y repetir el camino de lo seguro? ¿Apostaría a la izquierda y al buen desempeño que López Obrador había demostrado durante su gobierno como regente de la Ciudad de México?
Yo no voté porque no creía en ninguna opción. Sin embargo, los resultados fueron cerrados como nunca. El PAN de Felipe Calderón ganó por medio punto al PRD de López Obrador. Todo México contuvo el aliento (incluida yo, que no había votado). La contienda se cerró en 35.89% del PAN contra 35.31% del PRD. El PRI quedó en tercer lugar con 22% de los votos.
El sexenio de Calderón resultó desafortunado. Las críticas más constantes se centraban en resaltar que a los panistas les faltaba experiencia (después de 70 años de dictadura priísta a todos los demás partidos les faltaba experiencia). Era raro que se hablara de lo que ocurría al nivel de todo lo que es una democracia. Nadie mencionaba lo que pasaba a nivel de los poderes legislativo y judicial, de las alcadías, los gobiernos estatales, de los municipales. Parecía que de alguna manera México seguía inmerso en un sueño dictatorial donde el poder ejecutivo seguía como capitán único del barco.
Para el 2012, los votos entre PRI y PAN se invirtieron, dando la victoria a Enrique Peña Nieto. Las elecciones fueron reñidas: el PRI quedó con 38%, el PRD con 31% y el PAN con 25%. Sin embargo, en este sexenio la balanza electoral favoreció a muchas minorías en diferentes puestos de elección popular. Tuvimos unas Cámaras más diversas y la riña de gobernaturas en los estados fue realmente heterogénea. También aparecieron candidaturas independientes impulsadas por la ciudadanía y muchas más mujeres en puestos de poder.

La izquierda al poder

Este año marca una transición que marcará con seguridad el futuro de nuestro país. López Obrador quedó en primer lugar de las elecciones con 53% de los votos. Parece ser que esta nueva generación que votó por primera o segunda vez tienen mayor claridad para el futuro de su país.
Se comienza a escribir la historia de la democracia, de la pluralidad, de las voces que se callaron (o fueron calladas) durante tantas décadas. Los desafíos que enfrentará este nuevo gobierno (y cómo los enfrente) definirán el rumbo de México. No son pocos ni insignificantes: la violencia y los asesinatos impunes, las caravanas migrantes que ingresan en estos momentos al país, el gobierno de Trump y su renegociación de los tratados de comercio. Yo solo espero que la pluralidad del poder sea capaz de sustentar congruentemente los siguientes seis años de su gobierno.

Bibliografía

Redacción. (20 de 08 de 2018). Inicia la transición. Obtenido de Animal Político: https://www.animalpolitico.com/2018/08/inicia-la-transicion-amlo-defiende-sus-proyectos-epn-dice-que-respetara-las-acciones/
Schamís, H. E. (27 de 02 de 2018). Breve historia electoral de México. Obtenido de El País: https://elpais.com/internacional/2018/02/25/america/1519525220_091408.html







martes, 16 de octubre de 2018

Lucy y los cuentos para la infancia

Un alumno mío me dedicó una columna y la verdad, le estoy sumamente agradecida. Trata sobre el cuento de Ricardo Bernal en el libro de Lecturas de 5o año de la SEP. La puedes leer acá:
http://neotraba.com/la-polemica-lucy-monstruo/

sábado, 6 de octubre de 2018

Sueño del 5 al 6 de octubre de 2018


Sabía que N. o M. se cortaban los brazos y luego se los cosían. Estaba(n) mala(s) de la sangre y su trabajo ya no les pagaría el seguro. Se cortaban a nivel del antebrazo y se cosían con un hilo amarillo los pedazos de nuevo. El dolor las hacía sentir bien. Yo estaba horrorizada. No entendía qué pasaba y porque nadie sabía que les quedaba tan poco tiempo de vida y no había nada por hacer. Ellas andaban tranquilas y era yo quien le tenía que platicar todo esto al resto del sindicato.

sábado, 29 de septiembre de 2018

18/02/2011




Esta es la historia de un periodo muy breve de la vida de ella. No puede (ni debe) creerse que este periodo define su vida, tampoco que la desenmascara tal como es. Es más, ni siquiera podría decirse que se le conoce a ella por conocer esta historia. Podrías encontrarla, topártela por la calle hoy mismo y no la reconocerías por las palabras escritas entre estas dos pastas. No podrías abordarla y saludarla como si fuera conocida tuya. Tampoco podrías suponer que sabes qué pasó con su vida después del final de esta historia. Te lo puedes imaginar, eso sí, proyectar el futuro de ella como te plazca. Y es que ella, debo aclarar, no es un personaje. Es real. De carne y hueso. Una mujer que vivió esta historia.

viernes, 28 de septiembre de 2018

Invitación a un desayuno

¡Qué orgullo tener la imagen de mi libro aquí!

Poema del 27 de junio del 2011


¿En qué momento
pasé a ser sólo la sombra
el acompañamiento
acallé la voz
dejé que todos
hablaran
callando mi voz
porque era demasiado alta
demasiado aguda
demasiado distinta
para ser oída?

En este momento
donde la fuente
el verbo
la acción
son requeridos.

¿De dónde el valor
si ya no hay espejo,
nadie continúa ahí detrás
 y para mí
la fuente se ha callado?

¿De dónde las palabras
de dónde el corazón
para reunir estos pedazos
sin lo que queda detrás?

Olvida el orgullo
sin paciencia
noche y día...

El vacío del hueco
la dendrita calcificada
los recuerdos vueltos presentes
sobre el no sé nada.

Me recompuse
porque me enseñé
a pensar de nuevo
paso a paso
fui mi maestra
y me dije los pasos.

Los repetí sin disciplina
ni siquiera creyendo
que fuera posible el cambio

Una sola queja
un solo desliz
me queda un recuerdo
de la felicidad ajena
que era mía
pero me propuse
que no lo fuera.

Así la vida
en su silencio
te lleva lejos
pasando del principio
hacia la tarde
del lleno
hacia el barranco
del vacío
a la templanza.

No queda nada
cuando eres adulto
no queda nada
mas que reconstruirte.

Acaso la infame escasa felicidad
 que llegas a recibir
del juego de las letras
una contra la otra...
pero es vano
y se te escapa todo el tiempo.

Eliges, piensas, sientes
entre cómo eras antes
o como te imaginabas ser.

¿Cómo se lidia con
el paraíso perdido
si no es cargando tu peso
una y otra vez
para la enseñanza del futuro
de los que vienen?

Y así
yo me enseñé
de nueva cuenta a ser
para poder abrir los ojos
cada mañana.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Las castas * Material para niños en El ombligo de la Luna


 

Cuando México era una colonia, llegaron a vivir aquí personas de todas partes del mundo: África, Europa, Asia. Se enamoraron, se casaron y tuvieron hijos. De acuerdo al origen de sus padres, los hijos recibieron distintos nombres, algunos muy divertidos. ¿Los quieres conocer?


Español + India = Mestizo



Mestiza + Español = Castizo


Español + Negra = Mulato



Mulata + Español = Morisco



Morisco + Española = Chino



Chino + India = Salta atrás



Cambuja + Calpa mulato = Tente en el aire



Tente en el aire + Mulata = No te entiendo



No te entiendo + India = Torna atrás



Coyote + Mestizo = Allí te estás



La guerra de Independencia y otras luchas sociales en nuestro país se han librado para lograr condiciones más igualitarias para todos en México.

El juego


Ahora es tu turno, trata de inventar nombres originales para los michoacanos hoy día:

Moreliana + Patzcuarense = …..............................................................

Terra cálido + Lázarocardense = ….......................................................

Uruapense + Neoitaliana = …......................................................

jueves, 20 de septiembre de 2018

Sueño del 24 de agosto de 1996


Estaba en la cama de mis papás en Cerro del Tesoro. Una de sus almohadas largas caía desde el techo. A. estaba conmigo y se movía por lo que me daba cuenta de que sabía sobre la caída.
Me paraba a verme en el espejo y veía que tenía muchos granitos rojos y me decía que debía ser por no comer suficiente fruta. Luego me veía toda la cara y estaba llena de granos de alergia, incluso el cachete derecho tenía toda una línea roja a través.
El espejo era de Heriberto Frías, del cuarto de Ch.
Me asomaba tantito al cuarto y veía que C. estaba ahí leyendo (no veía su cara, solo sus manos y pies). Tenía que sacar a A. antes de que llegaran mis papás. Me acostaba junto a él y sentía unas manos invisibles agarrándome de la muñeca y aplastándome contra la cama. Me decía a mí misma que A. me había dicho que era un flashback, que respirara, que estaba en el presente.
Luego trataba de decir su nombre con muchos esfuerzos porque estaba paralizada, hasta que lo dije en verdad y desperté.

martes, 18 de septiembre de 2018

Sueño del 4 al 5 de agosto de 1996




Una enorme casa-edificio blanco en el cual no había nada.
A. descubría un enorme trampolín triple en un cuartote y no teníamos llave pero podíamos brincar desde arriba si queríamos.
Veía que A. brincaba del 1o al 2o y al 3o, pero a mí me daba miedo saltar demasiado y no caer bien.
Luego había como un periodiquito con ilustraciones y yo quería verlo y que A. lo viera conmigo, pero gente (como colegialas) pasaba por una puerta cerca y yo no encontraba un lugar donde ocultarnos bien.

Sueño del 28 al 29 de julio de 1996


...
En eso empezaba a sonar una alarma de fuego y todo el mundo empezaba a golpear con los puños en la pared y a gritar

Fire! Fire! Fire! Fire!

rítmicamente, pero no se movían.
Yo buscaba la salida por un túnel rojo y no la encontraba por ninguno de los túneles rojos y decía, "Ya sé por qué los incendios son tan de miedo. Si me voy por la salida, ahí debe estar porque prendieron las velas o en la cocina también porque cocinan." (Adoro la lógica de los sueños. Las explicaciones tan lógicas, contra el absurdo de la situación...)
Y decía, "Esto es una pesadilla. Tengo que salir de aquí."
Y me decía, "Así se debe de terminar mi vida, cuando diga, 'Esto es una pesadilla, tengo que despertarme.'"
Y no me desperté
Las cabezas de la gente salían a través de la pared roja:

Fire! Fire! Fire! Fire!

Hasta que me desperté.

sábado, 25 de agosto de 2018

El Cornejo, obra de teatro sobre un bandido zacatecano


EL CORNEJO

Leyenda tradicional zacatecana

Esta obra fue escrita por encargo para la Secretaría de Turismo de Zacatecas en 1999 para ser representada como obra de teatro en movimiento en el Museo Rafael Coronel donde cumplió una temporada de representaciones.

Personajes:


·         Doña Luz de Lancáster, rica heredera de un minero (Selene de Anda)
·         Soledad Cabrera, huérfana y sobrina del cura (Fuensanta Valdez)
·         Don Nicolás Rocha, nuevo comandante de la policía (Jorge Flores)
·         Alfredo Rocha, hermano menor de Don Nicolás (Ricardo García)
·         Cura Francisco Velarde, sacerdote capellán del Templo de Jesús (Jorge Velázquez)
·         Marcos Olague, alias El Cornejo, bandido de la localidad (Franco)


Escena primera

Camino de Jerez a Zacatecas
Octubre de 1702

Se escuchan voces entre los árboles.

LUZ
Verdaderamente, esto es lo último que nos faltaba.

NICOLAS      
Cálmese, Doña Luz, ahorita mismo lo componemos.

LUZ
Mire, Don Nicolás, no es por ofenderlo, pero ya no le creo nada. Salimos de Jerez a las cuatro de la tarde y usted me prometió que a las ocho estaría yo en Zacatecas. De haberlo sabido, no tomo esta diligencia.

NICOLAS
Lo único que pasó es que se zafó un perno de la rueda, Doña Luz, pero ahora lo arregla el cochero. Mientras tanto, ¿por qué no se sienta aquí y descansa?

CURA (desde afuera)
¡Don Nicolás!

LUZ
No entiendo como acabe yo aquí, Don Nicolás. ¿Se puede saber por qué insistió tanto en que yo tomara esta diligencia?

NICOLAS
Mire, Doña Luz, tal vez no sea el lugar propicio, pero yo quería hablar con usted de un asunto que me ronda la mente. Desde que la conocí…

CURA (desde afuera)
¡Don Nicolás!

NICOLAS
Permítame, mi querida señora.

CURA (entrando)
¡Don Nicolás! Por fin lo encuentro. ¿No escuchó cuando le gritaba?

NICOLAS
Estaba atendiendo a la dama.

CURA
¿No vio al cochero?

NICOLAS
¿Qué? No, claro que no. ¿Por qué pone esa cara?

CURA
Don Nicolás, Dios nos tenga ahora sí en su Santa Gloria.

NICOLAS
¿Qué pasa, señor Cura?

CURA
Ay, pues fíjese que mientras el cochero cambiaba la rueda, me puse a platicarle cómo estos rumbos son muy peligrosos porque son los rumbos del Cornejo. Y en cuando le platiqué del tal Cornejo y quién era, el muy cobarde salió corriendo.

LUZ
¿Pasa algo malo, señor Cura?

NICOLAS      
No, señora, ¡qué va! Todo está bajo control. ¿Por qué no va a la diligencia y trae su equipaje para este lado?

LUZ
Haga lo que le dice, señora. Y no se aleje.

LUZ sale.

CURA
¿Y ahora qué hacemos?

ALFREDO
(entrando con un trozo de rueda en la mano) Por lo pronto, buscar un lugar donde pasar noche.

NICOLAS
¡¿Qué hiciste?!

CURA
No lo regañe. señor.

NICOLAS
No, de acuerdo, pero a menos que usted talle de uno de estos árboles otra rueda, no tenemos manera de salir de aquí.
CURA
(a ALFREDO) Ay, hijo, qué mala mano te dio Dios.

ALFREDO
Sólo trataba de repararla, ya que el cochero huyó al escuchar ciertas supersticiones…
CURA
Mira, muchacho, no son inventos. La semana pasada el Cornejo atacó el carruaje donde viajaba Doña Margarita, sobrina del Virrey, y no respetó ni condición social, ni sexo ni siquiera el que Doña Margarita tiene ya sesenta y cinco años...

NICOLAS
Perdón que lo interrumpa, Padre, pero creo que lo mejor será traer aquí nuestras cosas para pasar la noche y, sobre todo, no decirle absolutamente nada del Cornejo a las mujeres. (A ALFREDO) ¿Entendiste?

ALFREDO
Pero yo no soy el que anda diciendo...        

NICOLAS
¡Cállate y ayuda a traer las cosas!

Sale ALFREDO y detrás de él, el CURA y NICOLAS.

Escena 2


Entran SOLEDAD y LUZ con una maletita. Detrás de ella, ALFREDO trae todo su equipaje.

LUZ
Soledad, nunca nos debimos subir a esta diligencia. Ahora resulta que vamos a tener que pasar la noche aquí. No es que me dé miedo. pero ¿te imaginas si en la noche llega un coyote?

LUZ ha estado aplicándose perfume durante todo el diálogo anterior.

SOLEDAD
No se preocupe, señora. Los coyotes no huelen el perfume.

LUZ
Menos mal. Pero insisto en que debemos dejar a alguien haciendo guardia. Por ejemplo, el cochero.

ALFREDO
Doña Luz, fíjese que el cochero... que mi hermano mandó al cochero por ayuda, pero yo haré guardia por ustedes toda la noche, si así duermen tranquilas.

LUZ
¿Ya ves, Soledad? No hay de qué preocuparse. Gracias, Alfredo.

Entra NICOLAS.

NICOLAS
¡Alfredo! Por favor, ayuda al señor Cura con sus pertenencias.

ALFREDO sale.

NICOLAS
Es verdad, señora, todo está bajo control. Usted sabe por qué me nombraron comandante de la policía, ¿no es así? Aunque anduviera por aquí el Cornejo no se atrevería a atacarla, sabiendo que yo estoy a su lado.

LUZ
¿Estos son los rumbos del Cornejo?

SOLEDAD
¿Quién es el Cornejo?

LUZ
¡Ay, Soledad, el Cornejo es el bandido más peligroso de todo el Camino Real de Tierra Adentro!

NICOLAS (tratando de arreglar las cosas)
No me malinterpreten, señoras, no quise mencionar a ese hombre. En realidad, los rumbos del  Cornejo son por Sombrerete. Este camino a Jerez es el más seguro que hay ...

ALFREDO
(quién escuchó esto último) Pensé que era secreto.

LUZ jala a SOLEDAD para hablar a solas.

LUZ
Yo no lo conozco, pero mi prima Antonieta, que vive en Jerez, me contó que hace dos meses el Cornejo asaltó la diligencia donde viajaba ella. Ella se tuvo que quedar dentro del carruaje, pero alcanzó a ver al bandido y me confesó que tiene una mirada fascinante. Cuando se marchó, todos los hombres juraron que si lo encontraban algún día lo matarían. Pero Antonieta no. Antonieta se enamoró, Soledad.

SOLEDAD
Eso quiere decir que estos son sus rumbos, ¿verdad, señora?

LUZ
No te espantes, lo peor que nos puede suceder es que nos secuestre.

SOLEDAD
No, señora, ni Dios lo quiera.

LUZ
Piénsalo así, sería una gran aventura. Siempre he querido vivir una aventura. Con una voz muy grave nos diría: "Señoras, si son tan amables, ¿pudieran dejar sus alhajas en mi posesión?"

SOLEDAD
Yo no tengo más que este perfumero. Me lo regaló mi madre antes de morir.

LUZ
(poniéndole uno de sus anillos) Pues ahora ya tienes también un anillo.

SOLEDAD
¡Gracias, señora!

NICOLAS
Disculpen que las interrumpa, pero hemos decidido hacer aquí nuestro campamento. Si son tan gustosas de escoger el lugar donde quieren pasar la noche.

CURA
Soledad, ven acá. Mira, te seré sincero. Parece imposible que alguien nos venga ayudar si no es hasta mañana. Por lo que te voy a suplicar que seas prudente, no abandones por nada del mundo el campamento y mantente lo más alejada posible de las malas compañías. Ponte a  rezar por todos nosotros y mañana temprano te prometo que habremos llegado a la parroquia.

SOLEDAD
Sí, tío.

NICOLAS
Señor Cura, le propongo que para mayor seguridad hagamos guardias esta noche. Yo
comenzaré y a la media noche despertaré a mi hermano Alfredo. Quizá usted pueda hacer la de la madrugada...

CURA
Yo francamente me siento muy seguro de venir acompañado nada menos que por el comandante de la policía. Estará usted de acuerdo en que ni a mí ni a mi sobrina nos
puede pasar nada esta noche. Y ahora, si me permite, tengo que rezar mis oraciones.

NICOLAS
Adelante, adelante. ¡Alfredo!

ALFREDO
Dime, hermanito.

NICOLAS
Quiero suponer que no estás coqueteando con Doña Luz de Lancáster y que esas risas que escuché hace rato no tenían NADA que ver contigo, ¿verdad?

ALFREDO
No te pongas celoso, Nicolás.

NICOLAS
Nada de eso. Comenzarás la guardia nocturna ahora mismo y si todo va bien y no se aparece el chamuco, no me despiertes hasta mañana al amanecer. ¿De acuerdo?

ALFREDO
¿Pero esperas que yo cuide toda la noche?

NICOLAS
¿Quieres ser policía, no es cierto? Pues demuéstralo.

Sale NICOLAS.
ALFREDO se dispone a hacer guardia. Camina impaciente de un lado al otro. De entre las sombras, aparece el CORNEJO. Lo agarra por detrás y le pone un cuchillo al cuello. ALFREDO grita.

CORNEJO
Cállate, mocoso. Un grito más y no la cuentas. Llévame con los demás.

Escena tres


En el campamento, el CURA ha sacado una guitarra y canta. NICOLAS no le quita los ojos de encima a LUZ, la cual coquetea con él. SOLEDAD trata de concentrarse en sus oraciones. A la mitad de la canción, LUZ ve a ALFREDO acercarse y le hace señas para que los acompañe. NICOLAS nota este gesto y se molesta, por lo que cuando ALFREDO hace señas de que lo siguen, nadie se da cuenta.

CORNEJO
¡Te dije que sin hacer nada sospechoso!

El CORNEJO le brinca a ALFREDO encima y lo agarra del cuello. Todos reaccionan.

CORNEJO
Buenas noches, damas y caballeros, disculpen las molestias… un movimiento en falso hacia su sable, comandante, o hacia mí, y este niño no vive para contarlo. Hágame el favor de quitarse la capa, señor.

NICOLAS
¿Yo?

CORNEJO
Sí, usted.

NICOLAS se quita la capa y, a una señal del CORNEJO la extiende sobre el piso.

CORNEJO
Y ahora, si son tan amables de dejar todas sus alhajas en mi posesión.

La primera en pasar es LUZ. Sin quitarle los ojos de encima al bandido, coquetea con él mientras se despoja de su collar, sus aretes y anillos. Después NICOLAS se quita su sable y le quita a ALFREDO lo que traiga de valor. Cuando SOLEDAD se va a quitar el perfumero, el CORNEJO la detiene.

CORNEJO
No, señorita, con usted no reza la orden, ni con el señor Cura.

CURA
Sagrado Corazón de Jesús.

CORNEJO
Pero para compensar esta licencia, creo que las botas del comandante de policía me quedarían bien.

NICOLAS se quita las botas a regañadientes y las avienta con las demás cosas sobre la capa. Sin dejar de amenazar a ALFREDO, el CORNEJO recoge la capa con las cosas y huye corriendo.

NICOLAS
Mire qué no lo maldigo, nada más porque está usted aquí, señor Cura .

LUZ
Esto es lo mejor que me ha pasado en mi vida.

Al decir esto, LUZ se desmaya y ALFREDO la sostiene en sus brazos. Se despierta  de inmediato y le planta un beso. NICOLAS los mira furibundo.

LUZ
Deje de mirarme con esos ojos, don Nicolás. Y tú, niña, devuélveme mi anillo. En buena hora te lo di a cuidar.

SOLEDAD le da el anillo a LUZ.

CURA
Falta poco para que amanezca. Lo mejor será regresar a un lado del camino a esperar a que pase alguien.

Todos empiezan a irse.

NICOLAS
Pero esto no se va a quedar así. Ese bandolero me las va a pagar. Les juro que ya está cavando su tumba (detiene a SOLEDAD del brazo) para cuando muera colgado  de  este árbol. (SOLEDAD se zafa y se va) Y de eso me encargo yo.

Escena cuatro


Mesón de Tacuba.
Entra LUZ seguida por los demás.

LUZ
No puedo creer que nos hayan hecho viajar junto con los puercos. Dejen que Papá se
entere de esto.

NICOLAS
Doña Luz, no pudimos conseguir mejor transporte. Ahora lo mejor será que suba a su habitación y descanse.

LUZ
No me toque, señor. Créame que eso mismo haré y espero que para cuando baje a cenar, usted se haya largado.

ALFREDO
Aquí tiene su equipaje, Doña Luz.

LUZ
Gracias, Alfredo. (luego dice con intención hacia NICOLAS) Espero que vayas a visitarme a Jerez cuando regrese. Con gusto te estaré esperando.

ALFREDO
A sus órdenes, señora.

LUZ se va. NICOLAS le pega una cachetada a ALFREDO.

ALFREDO
Eso era innecesario.

NICOLAS
Olvídate de mi recomendación para el trabajo.

CURA
Don Nicolás, creo que nosotros aquí nos despedimos. Esta niña necesita descansar.

SOLEDAD
Hasta luego.

NICOLAS
Hasta pronto, señorita.

Salen el CURA y SOLEDAD.

ALFREDO
¿No te pareció extraño que el Cornejo no le hiciera nada a Soledad?

NICOLAS
Tienes razón, Alfredo. Esa niña es la carnada perfecta. Esta es la mejor idea que has tenido en toda tu vida, hermano. ¿Te imaginas? El arresto del Cornejo me ganaría la confianza de los ciudadanos: "Don Nicolás Rocha, comandante de la policía, atrapó finalmente al temido bandido". Doña Luz no se resistiría una noticia así. Sigue al señor Cura y me traes la dirección de su parroquia.

Salen.

Escena cinco


Iglesia de Jesús
SOLEDAD está hincada rezando, mientras que el CURA, quien ha terminado de dar misa, guarda sus cosas.

CURA
Ya vete yendo, Soledad, o no alcanzas a preparar la comida.

SOLEDAD
Sí, tío, ya me voy. Sólo termino mis oraciones.

CURA
Antes de ir a comer, voy a pasar a ver al Comandante Rocha. No sé para qué me mandó llamar, pero me dijo que era urgente. No te dilates, niña.

El CURA sale. SOLEDAD sigue rezando y aparece tras ella, embozado, el CORNEJO.

CORNEJO
No se asuste, señorita.

SOLEDAD
¿Quién es usted?

CORNEJO
No vaya a gritar, se lo suplico.

SOLEDAD
¿Como me encontró?

CORNEJO
No tengo mucho tiempo, pero considere mi propuesta: vengo a raptarla para que sea mi esposa.

SOLEDAD
Usted está loco. Yo ni lo conozco. Además, lo que usted le hizo a esas personas aquella noche es imperdonable. Y por lo que he escuchado, usted se dedica a robar como profesión.

CORNEJO
Pero yo, señorita, desde que la vi parada esa noche temblando de miedo, yo por usted soy capaz de cualquier cosa.

LUZ entra a la parroquia a rezar, pero al escuchar que SOLEDAD y el CORNEJO hablan, se esconde y observa.

SOLEDAD
Yo no sé, señor, jamás me he enamorado. Y usted pues lo primero que tiene que hacer es olvidarse de la vida de pecado que ha llevado hasta este momento. Y jurar ante Dios que nunca más va a robar. Es mejor pedir limosna que robar.

CORNEJO
Es usted quien guía mi vida en estos momentos. Yo ya no decido sobre mí.      

SOLEDAD
Ahora yo tengo que irme a cocinar, pero ¿por qué no medita lo que le dije? Y si usted está dispuesto a renunciar al tipo de vida que ha llevado hasta ahora, podríamos encontrarnos para conversar esta noche en el huerto de la casa de mi tío. Yo le puedo ayudar a encontrar un camino de mayor bondad y perdón.

CORNEJO
Qué hermosa se ve usted.

Antes de irse, el CORNEJO besa a SOLEDAD en la boca. Al principio, ella lucha por zafarse, pero va cediendo poco a poco. El CORNEJO la mira intensamente y sale, SOLEDAD se hinca a rezar sofocada. Entra LUZ.

LUZ
Buenas tardes, Soledad.

SOLEDAD
Doña Luz, qué tal.

LUZ
¿No se encuentra el Señor Cura?

SOLEDAD
No, me parece que fue a la Comisaría.

LUZ
¡Qué lástima! Quería confesarme. Más bien hacerle una consulta. Tal vez tú me puedas aconsejar.

SOLEDAD
Yo no creo poderlo hacer.

LUZ
No te vayas. Siéntate aquí, a mi lado. Oye Soledad, ¿tú crees que ver un gran pecado cometido dentro de la Casa de Nuestro Señor es tan grave como haberlo cometido?

SOLEDAD
Me tengo que ir a cocinar. Con su permiso. (Sale.)
LUZ
Nadie prefiere a una criada por encima de Doña Luz de Láncaster.

Escena seis

Banca de la Alameda

NICOLAS se encuentra muy acicalado esperando en una banca. Parece que lleva una hora por lo impaciente que está. Cuando está a punto de irse, aparece LUZ.

LUZ    
Usted disculpará, señor comandante, pero no podía venir con el mismo peinado que traía hoy en la mañana. Mucho menos si venía a darle la noticia tan importante que traigo conmigo.

NICOLAS
Querida señora, tome asiento. He esperado este momento con ansias.

LUZ
Así que ya sabe de lo que le voy a hablar.

NICOLAS
Lo imagino, lo sospecho, lo veía venir. Estoy a sus pies.

LUZ
Bueno, pero prométame actuar con cautela para que no nos equivoquemos.

NICOLAS
Dulce dama, pondré el mayor cuidado para que nuestro amor no dañe a nadie. Esta misma tarde parto a Jerez, ya con su consentimiento, para pedir su mano a su padre. Ahora creo que no sería demasiado pedirle un beso a mi dulce prometida, ¿verdad?

NICOLAS cierra los ojos y acerca su boca a la de LUZ, quien le suena una cachetada.

LUZ
¡Pero qué atrevimiento! Aquí, en lo Alameda, frente a todo mundo, venirme a declarar su amor, señor Nicolás... Siéntese a mi lado y pretenderemos como si nada de esto hubiera ocurrido. Si no fuera porque la noticia que traigo es urgente, me encargaría las siguientes dos semanas de difamar su nombre en mi círculo social hasta verlo reducido a polvo. (LUZ respira.) Esta mañana he visto al Cornejo.

NICOLAS
¿Qué? ¿Dónde?

LUZ
No arme alboroto, se lo suplico. Prepare un grupo de hombres para este anochecer. Nos veremos a un lado de Catedral y lo llevaré donde lo pueda aprehender.

NICOLAS
Regresó por Soledad, ¿verdad?

LUZ
Así es.

NICOLAS
¡Cómo es posible que el señor Cura me hubiera ocultado esto! ¡Hoy mismo hablé con él y negó que su sobrina lo hubiera contactado en estos días! Hasta diría que se mostró ofendido. Seguramente lo tiene escondido en la iglesia.

LUZ
No se olvide de su promesa. Hasta la noche. (Sale.)

NICOLAS
(se acaricia la cara, donde le dio la cachetada LUZ.) Sigue así, Nicolás, y pronto serás el héroe que Doña Luz de Lancáster quiere que seas. Nadie me ha mostrado más amor que esta mujer. Y ahora me tiende el camino para que volverse mía.
Para mañana, cuando ese bandido sea colgado, Doña Luz será mi prometida.

Escena siete

Huerto del CURA por la noche

SOLEDAD se pasea impaciente. Trae una Biblia en las manos. También es notorio que esta vez se arregló para recibir al CORNEJO. ALFREDO salta la barda.

ALFREDO
¡Soledad!

SOLEDAD corre hacia él creyendo que es el CORNEJO, pero se desilusiona al ver a ALFREDO.

SOLEDAD
¿Qué haces aquí? Mira que, si mi tío te ve, no vives para contarlo.

ALFREDO
No sé qué estés tramando, Soledad, pero, escucha bien, mi hermano Nicolás citó a tu tío hace rato y lo amenazó diciéndole que iba a agarrarte a ti y al bandido y que no  iban a vivir para contarlo.

SOLEDAD
¿Cómo se enteró de esto?

ALFREDO
Ten cuidado, Soledad. La noticia corre como pólvora.

En eso, entra el CORNEJO y agarra a ALFREDO por detrás.

CORNEJO
¿Otra vez nos encontramos? Nadie toca a esta mujer, ¿entiendes?

Lo acuchilla sin piedad. ALFREDO cae sangrando.

SOLEDAD
No, no, espera, no, solamente me avisaba…

CORNEJO
Ya pensé en lo que hablamos. Tienes razón, no quiero vivir esa vida y estoy dispuesto a...

Entra NICOLAS con el CURA.

NICOLAS
Suelta ese cuchillo, maldito. ¿Lo ve, señor Cura? Estaba a punto de matar a... (descubre el cuerpo de ALFREDO) Alfredo, ¿qué haces aquí? ¿Alfredo? ¿Lo mataste? ¡Desgraciado!

El CORNEJO aprovecha para escaparse, pero NICOLAS lo detiene.

NICOLAS
No te mato ahorita, porque no me perdería la humillación cuando te cuelguen de un árbol.

SOLEDAD
Suéltelo. Tío, él solamente venía a convertirse. Mire, aquí traía la Biblia y él estaba dispuesto a cambiar de vida por mí... Quería casarse conmigo, quería que estuviéramos juntos…

CURA
Ay, Soledad, qué decepción, sobrina. Métete a la casa en este momento. Te irás al convento mañana mismo. Queda claro que no sabes lo que haces.