martes, 30 de julio de 2019

White Cadillac

White Cadillac: A Mexican SoliloquyWhite Cadillac: A Mexican Soliloquy by David Lane
My rating: 5 of 5 stars

I am Mexican and I really enjoyed this book. I have known throughout the years many Americans and Canadians who come to Mexico looking for warmer weather and nice beaches, but beneath that desire, there is always so much more. Some of them try to modify Mexican ways (not understanding them or even disagreeing with them). Others go out of their way to modify our Mexican landscape (we have the roughest roads full of baches and topes, right?). And some others really conform to the Mexican reality. Some towns, here and there, become a very interesting merge of cultures. The stories in this books have all kinds of characters, some of them adorable, others not so much. But I had never found such a good human study of what a foreigner coming to my country could find.
The books comes with really nice drawings as well, of which I post a picture.



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jueves, 25 de abril de 2019

Reetika sí lo tomó en sus manos


Quiero explicar
Ese mismo año
Yo también tenía un bebé
Pero el amor hacia el poeta
Llegó hasta después

Hoy yo surco la misma laguna
Del Leteo
Deseando ese olvido
Que ella encontró

Es fácil decir
Escúchame
Cuando hablas por teléfono
Más difícil
Decir un día
La vida me cuesta demasiado
Y esperar
Que yo no brinque
Desde mi orilla
Para salvarte

Quisiera entender
Con tus silencios
Dónde estás poniendo las comas

No hallarte así algún día
O más bien
No hallarme así algún día

Igual que Reetika
Hablando por teléfono
Pidiendo ayuda

Aunque la búsqueda de la belleza
De las palabras
De los poemas

No, quiero en realidad
Decir otra cosa
Pero no puedo formularla

Tú eres el espíritu de nuestro siglo
Pero nadie se da cuenta
Y te tienen castigado

Es decir,
Nadie quiere que le hables
Del mundo que está deletreado ahora
Enfrente de nosotros
Pero sólo tú puedes leer
Por ahora

Tienen miedo
Porque tu voz habla de la verdad
Y la verdad
Desafortunadamente para Keats
Ya no tiene nada qué decir
Frente a la belleza
Porque ha dejado de existir

O de importar

Duermes en tu cama nueva
Tu escritorio nuevo
Tus plumas nuevas
Tu máquina nueva
Tus zapatos nuevos
Tu reloj es nuevo también

Dices que yo te restauré el significado
Pero te cuesta trabajo vivir
También yo he fracasado
No tengo cómo responder
Ni los dos creemos en nada

No nombres cuál es el desafío
Ni a ti ni a mí nos importa un bledo
Crear
Escribir
Actuar
Dirigir
Ya todo estaba muerto

Escucha
Sigue la verdadera vida
A partir de este punto
Que puedes llamar
si quieres
punto final

El desafío ahora
Se llama
Tomar la siguiente respiración
No
Qué digo
La siguiente inhalación

Ahora es fácil
Bueno, para Reetika nunca lo fue
Al menos sabemos que hay niños
Pero esos niños se irán

No hay risa que nutra
No hay beso que forme
No hay mirada que llene

Yo no he dicho
Si las palabras daban fuerzas
Al menos tú tienes un adulto con quien hablar
Y yo aquí
Estoy en el fin del mundo
Esperando
Las campanas

¿Es verdad que fui feliz?
Tan sólo borracha de belleza
Alguna vez
Luego abrí los ojos
Y no quedó nada
aparte de aquello que
gustamos nombrar
sentimiento
el humano sentimiento
y este olor
indistinguible
de tan penetrante

Quién descubrió a Reetika
Cómo fue esa imagen que vio
Cuántas horas llevaban ahí
y los cuchillos cuántas más

Esas respuestas tal vez
tenían ánimo de ser poesía
pero como siempre
llegamos demasiado tarde.

sábado, 13 de abril de 2019

Poem



There is a thought
Behind the feeling
That brings me
Otherwise
All the time
To you

miércoles, 27 de marzo de 2019

Cómo terminar con los ataques de pánico

Esto no es un tutorial.
Para mí los ataques de pánico significaron el fondo del estanque. Supongo que llegas ahí cuando te exiges una reestructuración completa.
Creo que cada ser humano a lo largo de su vida se reinventa varias veces.
 La mayor parte de estas crisis no llegan voluntariamente. Hay que descomponerse para armar las piezas en un orden diferente.
Cuando llegaron los ataques de pánico y se establecieron, cada vez mas fuertes, cada vez más intensos, vino con ellos el sentimiento de que nada los curaría.
Soy de las pacientes que llegaron a tomar medicamentos, acupuntura, terapia corporal, en fin, todo lo que tuve a mi alcance. Nada funcionó y por ello dejé de tomar y hacerlo todo. (En ese momento yo no sabía pero era parte de la desestructuracion necesaria.)
Sin embargo, dos acontecimientos me llevaron al lugar donde estoy, en el cual siento que al menos he tendido un puente para mirar el rio (los ataques) desde el otro lado. El primero fue una conversación con mi primo, en la cual me dijo que todo llegaba a su equilibrio. Homoestasis natural.
Esta idea me permitió dejar de poner la cura en manos de otra persona y empezar a tomarla en las mías. No es que no sea necesario tener a gente profesional para que te tome de la mano y te encamine. Solo que dejé de creer que algo de afuera me curaría. Empecé a confiar en mi propio ser.
El segundo acontecimiento fue descubrir el tapping y las técnicas de liberación emocional. Al principio yo estaba renuente. No pensaba que algo tan sencillo me ayudaría. Pero era parte de la traba mental en la que estaba metida. Esta falta de fe es también parte de los ataques de pánico. Es el punto ciego en el espejo que no logras ver.
Sin embargo los ataques continuaban y decidí probar. Lo mejor de la técnica de liberación emocional es que te obliga a no salir del consultorio sin estar bien. Te restaura, al menos durante esa sesion, a tu 100% natural.
Esta oportunidad de no soltar mi sanación a menos que estuviera por completo bien me cambió los circuitos cerebrales. Me di cuenta que en realidad tenía miedo a estar bien porque eso significaría asumirme tal cual soy.
Mi cerebro se recompuso, se rehizo y me dediqué a hacer y probar cosas nuevas. Tenía que aprender de cero. Y las palabras de la técnica me calmaban cada vez. Las repetía y repetía.
Pude ver que tenía un disco grabado en la cabeza que hablaba de miedo y fracaso, sobre todo que me culpaba de todo cuanto había de malo en mí.
Los ataques no desaparecieron del todo. Estoy segura de que pueden regresar. La cuestión es que ya ni me importa. Tengo una frase que resume todo lo que intento decirme día tras día tras día. Al despertar y al dormir. Sin tanto esfuerzo, terapia o medicina.
Esa frase es "soy inocente".
Mis creencias espirituales, tan profundas y complejas y a la vez también tan culpables de mis ataques de pánico, están ahora basadas en esa simple frase. La inocencia. Si tan solo pudiéramos vivirla cada día! Pero esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión.

martes, 5 de marzo de 2019

Chatroulette

El escenario es siempre el mismo. Me conecto con mi máquina hacia la una de la mañana, cuando todos están dormidos en el departamento. Apago todas las luces para que mis roomies crean que estoy jetón. Bajo el volumen de la computadora y me siento frente al escritorio. La luz de la pantalla me ilumina.El sitio que visito ciertas noches a esta hora desde hace tres años es siempre el mismo: Chatroulette.com. 
Chatroulette es la creación de un preparatoriano moscovita de 17 años, Andrey Ternovskiy, quien se hartó de usar Skype con sus amigos y decidió inventar un lugar único en la web con resultados asombrosos.Su nombre lo dice todo: es la ruleta rusa de la virtualidad. Te conectas a un sitio sencillo, das permiso para usar tu cámara y microfóno y de inmediato se abre una ventana que te permite conectarte con unos 20,000 usuarios (o más porque la estadística es del 2010), uno a la vez, quien surge de golpe frente a tu pantalla.
¿Quién aparece frente a ti? Eso es lo interesante del juego: puede ser que frente a ti aparezca lo mismo una hermosa mujer desnuda que un grupo de amigas divertidas pidiendo que chatees con ellas. Claro que el juego tiene su riesgo. De igual manera te puedes topar con un grupo de odiosos preadolescentes probando el sitio o con un tipo encuerado. Entonces es cuando la ruleta rusa empieza a girar.                   
Todo queda bajo tu control pues tú decides si haces clic sobre el botón NEXT. Si decides pasar al siguiente usuario, de inmediato el programa te conecta con alguien más y te olvidas para siempre del anterior, será imposible volver a contactarlo. Puedes seguir pasando de usuario en usuario a la velocidad que quieras hasta encontrar lo que estás buscando. Sin embargo debes recordar que lo mismo puede hacer la persona o personas del otro lado de la pantalla contigo. En cualquier momento te pueden cortar y te quedarás con las ganas de haber chateado con aquella belleza diáfana de Alemania o con la pareja que estaba cogiendo frente a la cámara en Italia o con esas gemelas tan sonrientes de Argentina.

Frente a la cámara
A lo largo de mis visitas a Chatroulette he aprendido de todo un poco. Nunca vale la pena quedarse ni un minuto más en un lugar donde obviamente estás viendo algo que te incomoda. Pero cada cierto tiempo, la apuesta es feliz y eso premia los inconvenientes. Este tiempo me ha llevado a preguntarme qué espera una mujer de un hombre cuando tiene sexo en línea.
La mayoría de los hombres podríamos pensar que ellas desean vernos en las mismas condiciones que ellas, sin embargo hay que recordar que a las mujeres no les atrae de la misma manera un hombre desnudo como a nosotros la belleza de las curvas femeninas al desplegado.





NÚMEROS DE CHATROULETTE


  • La mayoría de los usuarios son de Estados Unidos y Francia.
  • 8% de los usuarios está acompañado en la cámara.



RECOMENDACIONES PARA EL SEXO OCASIONAL EN LÍNEA

  1. Toma en cuenta los husos horarios, cuando es de noche acá, apenas sale el sol del otro lado del mundo.
  2. Elige si quieres ver desnudos en cámara o de plano abstente.
  3. Hay lugares con poca legislación al respecto y donde hay menores de edad. Abstente. Estás en terreno peligroso.



Imágenes tomadas dehttps://www.buzzfeednews.com/article/awesomer/the-24-best-chat-roulette-screenshots-nsfw


Artículo publicado en el número 3 de ONE NIGHT STAND

lunes, 7 de enero de 2019

Del amor y el dolor (y los ataques de pánico)

Yo también quiero tener la sangre azul y ser fiel toda la vida.
Pero suceden los días de dolor
y cuando llegan te hacen rendir las cuentas...
Sueltas y caes de rodillas porque no hay manera de describir la manera en que te deconstruyes.
Y me pregunto, ¿esto te pasará a ti también?
El mundo se rompe en pedazos y nada tiene indicios de normalidad.
Lo pueden llamar principios de esquizofrenia.
¿Me visitarás si termino en un manicomio?

Mantener la mente en foco, contar 1, 2, 3, 4, 5, 6...
Los ataques de pánico fueron el comienzo y ahora sé que no tendrán final. Pensé que las pastillas servirían de algo, que de verdad había algo malo en mi cabeza. Sirven al principio. Cuando no tienes ni puta idea de lo que seguirá.
Después cruzas un puente y crees que todo volverá a ser como antes.
Pero nunca es así.
Porque el ataque te espía a la vuelta de tu mirada. Está agazapado, quieto, como un tigre que acecha.
Y te das cuenta que forma parte de ti.
Por ello va a regresar.
Mi mente forma un túnel largo.
La salida más corta es el final. Lo sé y lo veo. No puedo describir el miedo porque no tiene forma ni color ni olor. No es nada de lo que has imaginado. La realidad que se aleja de ti. Y todo lo que conoces nunca regresará.
Comienzas a observarlos. Sabes cuándo vendrán. Están anidados en ti, solo que a veces deciden que es un buen momento para estirar las piernas e ir a dar un paseo.
Azul es azul, rojo es rojo, tele es tele, piso, pared, puerta, tratas de ponerle un nombre a todo.
Otras veces corres a llegar a tu cama. La cama siempre es el mejor lugar.
Otra cosa sucede con los ataques. Vienen con lágrimas, inexplicables, fluyen como un río, incontrolable, no lavan nada, solo brotan sin parar.
Esto debe estar en un libro de psicología, pienso, tratando de que algo cobre sentido.
You have fucked up your life, pienso también.
Rezar, de niña rezar siempre funcionaba en los peores momentos. Cerrar las manos en el regazo y repetir las palabras de la oración. De niña lo hacía tapándome los oídos para no escuchar los gritos.
Esos gritos y esos padres.
El tren de mi pensamiento no para. Fueron entonces mis padres, culpables, no tienen idea del daño que me infligieron. El cuchillo es de doble filo. Si ellos lo hicieron conmigo, yo lo estaré haciendo con mis hijos, día tras día.

No puedo entrar a ver las redes sociales, no puedo identificarme con nada. Todo duele, la luz matinal, el sol que se esconde tras las naranjas, la noche que me deja en una casa vacía.
Abrazo a mis perros. Su respiración es tibia. Pero el ataque sigue ahí. La mirada de los animales es tan dulce que brotan más lágrimas de mí.
No puedo racionalizar cómo comenzó todo. Hace días en un camión. Vi una mujer anciana, muy anciana. No pude hacer lo que quería por mi madre. Nunca fue suficiente. Y la mirada de ella me acusa hoy.
Pero eso no es racional de hecho. No sirve el cerebro. El dolor entumece el cuerpo. Dejo de comer. El ataque sigue ahí. Es como el niño robot de I.A., así estoy, enterrada en el fondo de un mundo en destrucción esperando que se termine mi batería. El mundo se ha terminado pero yo sigo consciente. Y sola.
Alejo a todos de mí. Quiero llamarlos a mi lado pero sé que en cuanto se acerquen, me alejaré. Los haré huir, no pueden ver lo que queda de mí. Soy tanto dolor que ellos no lo merecen.
El agua suaviza un poco mis sentimientos. Al menos regula la temperatura. Podría quedarme tres horas pero se termina el agua caliente.
Nada tiene sentido, el dolor es tan fuerte que decido quedarme quieta, no puedo conectarme al exterior porque todo me causa un miedo terrible. El grado de identificación que tengo hacia un programa de televisión, hacia un libro, hacia el Internet es tan fuerte que siento cómo se clava el miedo en mi pecho.
Hablo con mi amiga. Ella ha vivido esto. No es mejor ni peor. No pasará. No tiene solución. Al menos poder hablar así de esto con alguien me aterriza. No quiero decir que me siento mejor porque sería una mentira. Sólo que sé que no existe razón para esto y punto. Y nunca se irá para siempre y punto. Es un principio de realidad.
Una idea cruza mi mente: si el arte sirviera para algo debería dar esperanzas a quienes viven algo así. Si tan solo un artista pudiera dar esperanza, el arte tendría sentido. Pero yo no puedo hacerlo.  Me pregunto cómo hace alguien para escribir una novela, si yo apenas logro salir de la cama.
Prender una vela ayuda. Sé que se cumple un año de la muerte de mi madre. Es como vivir de nuevo ese tránsito doloroso pero ahora no hay descanso. El año pasado cuando falleció su angustia cesó. Y eso fue bueno. Ahora nada cesará porque aquello ya cesó y esto, esto que no tiene nombre, es continuo.
Veo la foto de mi madre. Me pregunto si el dolor que vivo ahorita es una identificación, una certificación de fe, una muestra de solidaridad mía hacia con ella, sentir la misma angustia que ella pasaba antes de morir. Me doy cuenta cuán aterrada estuvo mi madre tantos y tantos días, meses y años de su vida. Lamento no haber podido platicarlo con ella. Le digo a su fotografía: "El día 13 vas a morir, mamá, pero no te preocupes, estará bien, estaré contigo, sigo contigo."
Duermo con 5 cobijas. Y una de ellas es eléctrica. El calor sirve un poco, es como tener a un enorme animal vivo sobre mí. Me pregunto cuánto dolor es posible aguantar.
Para estas alturas ya no pienso. Estoy hincada y no tomo nada entre mis manos. Mi frente toca el piso. Me rindo, siempre este movimiento me lleva a rendirme. Tiene que ser para rendirme. Y cuando me rinda, volverá a suceder, tendré que volver a rendirme una y otra vez.
Las clases y el trabajo regresan. La rutina siempre ayuda. Hay un enorme silencio dentro de mí. Me he dejado de argumentar a mi misma el sentido de todo lo que me ocurre. No hay respuesta. Me prohibo racionalizar.
Tengo la siguiente imagen: es como si mi mente fuera un perro ladrando ante cualquier estímulo que pasa. Pero he construido una cerca alrededor de ese perro. I have backed out so much that behind me there is only a wall. No hay camino hacia allá atrás (el racionalizar), me digo. Ya no hay nada más que entender con la razón. Debo tomar el camino hacia el otro lado. Sin pensar, sin excusar nada, sin tratar de entender nada...
Sigue doliendo, sigo entumida. Me tomo una foto y la miro. Cuán triste me veo. Siempre me he visto así. Tan triste.
Mi primo me dice que la culpa que cargo es excesiva. ¿Cómo pude construir tanta culpa? Empiezo a ver ese deseo contradictorio de quererme borrar de la existencia, tal es mi odio hacia mí... Freud trataba de entenderlo, lo sé... cómo un deseo tan fuerte de una muerte tan brutal? Eso mismo comienzo a figurar.
Eso trae una suerte de alivio, el primer respiro en varios días. Si pudiera acabar con la culpa... Y sucede algo más curioso aún: me doy cuenta que el dolor se ha instalado de tal forma en mi interior que ahora no quiero estar bien. Me resulta extraño estar bien. Había encontrado una suerte de identificación en mi tristeza y en mi pánico que tengo que admitir que incluso soy yo misma quien no quiere dejar de estar mal.
¿Cómo me hablará la gente ahora que esté bien? ¿No dirá que todo lo he inventado? Siendo sincera, ¿estoy de acuerdo con estar bien?
Prendo de nuevo la vela. Quiero que se acabe esa vela, porque ese fuego realmente mueve algo dentro de mí. Sigo una meditación. Respiro y visualizo un campo soleado.
Hay un hombre ahí, rubio, de ojos azules y cabello largo. Yo no lo pensé, tan solo apareció y sé que sólo quiere estar ahí. Pienso que empezar a imaginar que el amor existe, después de un tiempo tan largo de haberlo desterrado, puede ser que lo haga visible, posible, tangible.
El río, el sol, el pasto y el hombre. No sé quien es, pero está ahí. Luego desaparece y acaba la meditación. Me siento mejor.
Pequeños actos de amor hacia mí. De verdad no sé por dónde comenzar. La serenidad y los momentos de llanto comienzan a sucederse. Al menos no está el miedo todo el tiempo. Me doy cuenta que no tomaré más mis medicinas. Ellas no evitarán que esto pase de nuevo.
Veo la tele. Los infortunios de todos los protagonistas de las historias para niños quizá estén escritos aquí, en mi vida. Luchar, una y otra vez. Pararse, una y otra vez. Seguir, una y otra vez. No hay final y la vida sólo se trata de esto.
Ahora con momentos más serenos puedo comenzar a ver el fracaso de mi vida en todos los sentidos. Entiendo parte de lo que me trajo al pánico: la certeza absoluta de que nada en mi vida es como hubiera querido que fuera.
Me considero un fracaso. Una puerta cerrada. Un camino que termina en precipicio.
Pero está bien. Al menos puedo ver esto y ya no pedirme a mí misma ser otra cosa.
Este es el punto en el que no hay más que sinceridad. No hay nada más que perder.
Sé que veré a mis hijos pronto. Esta idea hace brotar lágrimas profundas. Tengo miedo, quiero tenerlos lejos de mí. Me verán frágil y dolida y no podré estar para ellos. Y el que ellos no estén también me duele.
Regreso a la imagen del perro y la pared. El camino del rechazo ya lo conoces y has topado con pared. ¿Por qué no intentas avanzar hacia adelante? ¿Por qué no intentas convivir con el sí? ¿Con el amor? ¿Con la aceptación? ¿Con la idea de que si realmente le has hecho daño a la gente que te rodea eso no está tan mal? Porque era inevitable. ¿Por qué no soltar la fantasía infantil de que no repetirías una historia que estaba escrita para que la repitieras tal cual? ¿En qué momento de la vida creíste que era posible cambiar un ápice el Destino? ¿Qué poder superior creíste tener para decidir que tus hijos vivieran mejor que lo que tú viviste?
Estoy sacudida hasta los huesos. De verdad se siente así, como si ya no hubiera piel ni músculo ni nervios. Actúo a nivel óseo. ¿Seré capaz de amar alguna vez? ¿Me amarán alguna vez? No tengo respuesta a esto.
Tienes que regresar al perdón más básico, me digo. Quizá ahí hay un camino. Empezar por decir, me perdono por existir y ser quien soy. Me perdono por este dolor que me infrinjo sola. Me perdono por hacer tantas cosas que no quiero. Me perdono por quererme borrar.
Como si la vida fuera un espejo de mi interior, me doy cuenta que no hay gasolina en mi ciudad. Está agotada en el estado, quizá en el país. No me sorprende. Parece coincidir con esa eterna sequía que se ha instalado en mi interior.

Veo la película "The Lobster". Resuena extrañamente en mí. Logro ver cosas en ella que de otra manera no percibiría. En ese mundo las expresiones de amor no van acompañadas del sentimiento. Es una película donde no existe el amor y por ello, toda ella vibra con amor. Es una cuestión extraña. Como una película de Pasolini, "La langosta" me explica que nada de lo que llamamos amor aquí realmente es el amor. Su completa ausencia, nuestra obsesión absoluta por encontrar a alguien que tenga algo compatible con nosotros es eso que llamamos amor... ¿Pero cómo podría ser amor el que te quites la vista, que te arranques los ojos por la persona que amas? ¿Hasta qué punto una y otra vez el amor significa sacrificio para nosotros?
Si los dos somos ciegos tendremos un vínculo irrompible. Es como tener un hijo y creer que eso es lo que nos mantiene juntos. No tengo idea de lo que es el amor. Sí sé lo que es crear un mundo donde me he asegurado que no exista ni rastro de amor.
No amamos al otro. En realidad solo estamos obsesionados por no estar solos. Buscamos al otro desde nuestra necesidad intrínseca de compañía y de que sea para nosotros aquello que sea inamovible y absoluto.
Esto es muy extraño, lo sé. La primera cualidad del amor para mí tendría que ser su absoluta incondicionalidad ante lo que yo soy. Una mano suave que me sostuviera sin importar qué pensamiento, palabra, acción saliera de mí.
Yo no soy capaz de sentir eso por mí. Vivo detrás de una enorme barricada. Al menos es bueno comenzar con la honestidad. Y eso es todo lo que hasta ahora sé.

sábado, 5 de enero de 2019

Para Mar (y volverte a encontrar en la Roma)

Querida Mar,
Creo que desde que te conocí supe que este momento llegaría.
El mundo está lleno de ti. Las noticias, los programas de YouTube, Twitter, los muros de mis amigos y conocidos, las pláticas de mis alumnos... Mi papá me llama por teléfono para preguntarme si te he visto en la película. Mis primos todos me preguntan por ti, ¿la conoces, verdad? Mi hija empieza a ver la película. "Ella está bien, la película, aburridísima..." Bueno, tiene 13 años. Los sitios más secretos de mi vida, los programas culposos que veo en la computadora cuando estoy sola y muy deprimida (Jimmy Kimmel), también apareces ahí... Mi ex habla de ti en las redes sociales, seguramente orgulloso de haber ido a tu boda, de haberte conocido o quizá porque realmente sabe de cine. La verdad no lo sé.
Respiro. No estoy preparada para ver tu película. Dejé de seguirte en todas las redes sociales. Me salí de la ciudad y dejé la vida allá... tuve hijos, me divorcié, fallé en todos mis planes. Abrí empresas y las cerré. Fui votada "maestra del año" una y otra vez para quizá convencerme que mi vocación era la enseñanza. La universidad en la que podía dirigir teatro dejó de emplearme de la noche a la mañana. Sin quererlo y con un enorme dolor del corazón, el escenario se cerró para mí. Tengo fama local, y no sirve para nada. Soy el jurado ideal para una muestra estatal... ¿puedes imaginar algo más mediocre?
Mi tiroides dejó de funcionar, subí de peso, me deprimí, me volví a deprimir, tomé pastillas y cientos de horas de terapia para saber si podía recuperar algo de lo que fui. Busqué pareja por todos lados y tuve todas las que quise. Fui la Sabina que predijiste, que de Teresa no tengo nada, y también fui estrella porno sin avergonzarme por ello, sino descubriendo un sexo sin compromiso y muy feliz.
Perdí a mi madre en el peor de los dolores y las angustias. Su final al menos le permitió descansar. La extrañé y la extraño, al menos la extraño por todo lo que quizá sí pudo ser y no fue, aunque sé que hizo lo que pudo con lo que tuvo.
Dejé de pensar en ti, en A., en la juventud... me di cuenta que tengo dos hijos maravillosos, únicos, talentosos, sorprendentes. La vida es para ellos un ir hacia adelante.
También dejé atrás a V. y sus preferencias extrañas, su propia historia dolorosa pero tan distinta a la mía, a tu mamá, tan dulce, pero siempre haciendo abismos entre tú y yo. Mi hijo se llama P. pero ya no hablo con tu hermano P. ni tampoco con C.Yo solo espero que estén muy bien.
Y sin embargo, no he podido ver tu película. Juego con ironía amarga. "¿A ella? ¿Que si la conozco?" Conocerte o lo que fue de ti y de mí a los 20 años, eso sí lo conozco bien... me corre por la venas ferozmente. ¿Conocerte hoy en día? No tengo idea de quién eres hoy. Seguí tu trayectoria fielmente, porque siempre he querido ser el perro fiel. Vi cuantas obras tuyas, películas y programas pude. Pero eso llega hasta cierto momento cuando es imposible seguir.
Tú jamás viajaste a ver ningún trabajo mío. Solamente porque estabas en Pátzcuaro cargaste a Natalia una vez cuando nació. No te culpo. No había nada que te interesara ahí. Yo misma no iría a ver mis obras hoy en día. Tampoco mis padres ni familia las vieron jamás. Mis obras son laberintos de pedazos de mi vida que solamente yo sé desentrañar. Y tal vez las disfrute alguien más... Ojalá.
El verano del 2018 lo dediqué a limpiar mi casa. Tiré a la basura todas, absolutamente todas las cartas que nos escribimos. Las leí antes de hacerlo. Eran todas una extraña mezcla. Un amor feroz y pasional cubierto de reclamos, dolores, angustias. No tenían nada que hacer en este mundo de hoy. Las rompí, junto con miles de otras palabras que pertenecieron al pasado y sonreí cuando el camión de la basura vino por esos pedazos. Estaba feliz de jamás volverlas a ver o saber que estarían en alguna caja de alguna otra mudanza. Cómo quisiera decir que las historias de la vida tienen final feliz.
Aunque no lo creas, y aunque escribo estas palabras llenas de todo lo que me llena este fin de año que paso sin mamá por primera vez y estoy adolorida y triste y medio enloquecida, estoy muy feliz por ti.
De alguna manera secreta y llena de saberes que me rondan sin que me lo explique, lo sabía desde el 12 de octubre de 1992 que te conocí en el NET. Estabas totalmente hecha para que llegase este momento y desde el fondo de mi corazón deseo que tu estrella llegue a lo más alto que deba brillar. Sé que no te fue fácil, entiendo todos los sacrificios y dolores que deben estar detrás de esta súbita fama. Imagino las esferas que te rodean, las manos que te sostienen, a tu hijo, a las dudas que te asaltarán.
Te ves hermosa. Tu belleza es única y tan real que pasma. Es algo que nos dan los años. Develan lo que somos en la realidad. Algún día que mis pies estén más en la tierra y más alejada de las nefastas fechas de fin de año intentaré ver tu película.
Agradezco a la vida profundamente que anduviéramos compartido parte de este camino, que nos quisiéramos con esas extrañas pasiones que jalan los hilos del corazón en la juventud. Que sobreviviéramos a todo lo que quiso separarnos y a todo lo que logró separarnos.
Te admiraré desde la butaca intentando solo ver la película y dejando atrás todo subtexto. Intentaré ver la historia que Cuarón quiso filmar y no volcar el pasado sobre la filmación. Nada más. Lo demás está guardado en el corazón secreto que todos llevamos dentro. Compondré las heridas, zurciré las roturas y bordaré semillas para nuevos futuros.
Tuya,
C. Elpan